jueves, 10 de febrero de 2011


Intentó lo más rápido que pudo salir de aquel macabro sitio en el que había osado adentrarse. Pero ella no lo había elegido de esa manera. Esa no era la forma por la que había decidido vivir. Muchos, se obcecaban con un ideal megalómano y egoísta, podían tener facetas buenas, como la humildad y la caridad, pero cada vez eran menos redundantes y la ignorancia conseguía destruir aquellos muros formados por afables pensamientos. ¿cómo habíamos llegado a tal situación? Ella, sin embargo, era diferente, quería ser menos, deseaba olvidarse de todo, ser una ingenua, no le importaba a qué precio, pero, ¿era eso posible? ¿qué clase de atracción era la curiosidad? Sí, aquella quien le llamaba cuando veía un sobre, cuando veía caras largas o de pura felicidad, ¿por qué ese afán por conocerlo todo? ¿cómo una semilla tan inocente podía ser la madre de tal catástrofe? ¿de tales desgracias? Y ahora cometía el error de rociar a los demás con la misma agua que había regado su semilla. Pero tal vez fuera diferente, puede que las cosas salieran mejor de lo que ya estaban. Conocía también aquel sentimiento. Venganza, justicia, una rara fusión en la que no sabía quien ganaba la carrera. Pero la base era la misma. Por qué hacer sufrir a los demás, ¿por qué? Eso era fácil. Las cosas no suceden en vano y siempre, siempre, traen consecuencias. Como jugar a una partida de dominó, esas que al derrumbarse todas forman una figura , tu caes, y sabes quien será el siguiente, aquel que vive en plena normalidad y observa extrañado como la vida puede cambiar en cuestión de días o simplemente, en cuestión de horas. Se llevó las rodillas al pecho y las rodeó fuertemente con los brazos, mientras hundía la cabeza y volvía a llorar en el fino vestido desteñido que llevaba – Las preguntas no cesaban, y el dolor de cabeza era tan inmenso que ya superaba el dolor físico. Los mismos golpes que recibía en el cuerpo, eran fuertes bazas contra su mente, quien cuestionaba y cuestionaba, una y otra vez ¿por qué?, pero los labios estaban fuertemente sellados, incapaces de pronunciar una sola palabra que la contestara, a pesar de la nueva oportunidad de responder que llegaba con cada impacto. Cada puñal que le clavaban, mientras aquella mirada traicionera la observaba, sin inmutarse si quiera, sin ni siquiera mostrar el más mínimo ademán de ayudarla como en un tiempo antaño, era una estaca que se introducía en su corazón, hiriéndolo en lo más profundo. Volvió a intentar salir de aquel sitio sin esperanzas. No. Ella no lo había elegido. Ella no había decidido nacer en este mundo, uno del que era imposible escapar tanto vivo, como póstumo. Encadenada para siempre en una jaula sin llave, ni cerradura.

3 comentarios:

Miriam dijo...

Mencanta Amparo mira que me gusta
las historietas estas, estan muy bien echas seuro que
ganas el concurso ^^

Haru dijo...

ya, ha que no sabes quien es el de la foto ...( del texto)

Beatriz Sanchez Hdez dijo...

Joder Amparo, pero ¿Como escribes así? Madre mia, hay palabras que ni entiendo jajajaja.

No, enserio, está genial, deberias ir guardandolas todas es un pen
(supongo que es lo que haces) y en mil sitios, imprimirlas y hacer todo para que nunca se pierdan!

(o juntarlas todas en un libro... =P) jajajaja

un beso de pescao

PD) me encantan los animalitos que teneis tu y miriam puestos a mano derecha, primero, de donde los sacais, y segundo, como los poneis XD