sábado, 26 de febrero de 2011

Recuerdos

Recordamos lo que queremos recordar. Captamos el alma en una fotografía. La guardamos para siempre. Tiempo después, te acuerdas del álbum del estante. Limpias el polvo como si se tratase de tu regalo más preciado. Lo abres y cada página es un momento, uno en el que piensas en las cosas buenas y malas que te ocurrieron, pensabas que eras lo suficientemente mayor... lo suficientemente madura. Lo único que quieres es volver atrás, aunque a los 10 años tu deseo era tener los 18, los 25, ser una de esas chicas independientes que paseaban su frescura eclipsando la calle. Si tan sólo hubiera deshecho ese pensamiento y hubiera disfrutado cada uno de los segundos de aquel día. A veces lo hacíamos, y es cuando sonreímos recordando. Primero tuvimos miedo de los monstruos, luego de las películas de terror que veíamos escondidas en la oscuridad de la habitación, más tarde de equivocarnos, de no llegar a ser la perspectiva, hasta que pasados unos años, nos damos cuenta que de quien de verdad tenemos miedo, es de alguien de quien no se huye con una sábana, es esa cosa que ni los amigos ni los héroes de las películas pueden ahuyentar, nadie puede ni lo hará. El tiempo... algo que de pequeños queremos que avance y de mayores, que retroceda. Pero el dejará caer la arena omiso a esos pensamientos.

jueves, 24 de febrero de 2011

El recorrido de un vínculo

Cuando somos pequeños, lo único que deseamos es que nuestra madre nos zafe de su entrelazo de manos sólo para cruzar tu solo la carretera. Luego este acto se va convirtiendo en algo más profundo. La independencia. Lazos unidos, vínculos que anhelamos cortar para ser un alma frente al mundo, alguien que no le teme a nada, ocultados bajo esa máscara que nos obliga a ponernos la sociedad para no ser menos que los demás. Personas lo hicieron. Se soltaron de su mano para seguir ellos solos el camino y cruzar la carretera. Se agarraron a otras que se cruzaron en su camino. En un caso diferente, la mano nunca escogió a ninguna que se le presentó y siguió las líneas blancas que le condujeron a la salida. Los coches, camiones, son grandes obstáculos que siguen vigentes, dejando a veces huellas tan grandes que es imposibles no ahogarse en ellas, en ese humo de amargura con el que oscureció la luz del túnel haciendo imposible el avance, haciendo posible la desolación.

lunes, 21 de febrero de 2011

Ojo por ojo, diente por diente: Bea

Hace 10 años no podía augurar mi situación actual. Me preocupaba tan sólo de que me dejaras al ordenador, y no llegaba a entender como podías pasar tantas horas sin levantar la vista de la irradiante luz que emitía la pantalla, y ahora me paso noches en velas hipnotizada por la misma fulgor que tantos días juré  y presagié que no me seduciría.
Hace 10 años no podía entender porque envolvías tu habitación de papeles, como si se tratara de un regalo que trataras de envolver. El problema es que en aquella época no tuve el valor de abrirlo, y me limitaba a tirarte de los pelos y gritarte como si mi vida fuera en ello. ¿Quién iba a decirme que bajo aquel techo encapotado de pósters escondías tu personalidad?
Y no ha sido hasta ahora cuando me sorprendo de quien eres. 10 años conviviendo y nunca me paré a pensar en tus decisiones y actitudes, fue como ver pasar tu vida en diapositivas que lo único que me transmitían era la incomprensibilidad. No es hasta ahora cuando consigo atravesar las apariencias y observo tu corazón, tu alma. Vuelvo a sorprenderme de ver algunos trozos rotos, de piezas que no terminan por encajar, y me pregunto si te llegaba a conocer del todo, aunque sé la respuesta que conllevaría esa pregunta, y no me voy a rendir tan fácilmente

viernes, 18 de febrero de 2011

El valor de un abrazo


Exijo que pares tu pasos y levantes la vista.
Bien hecho,
Ahora quiero que te enjuagues las lágrimas y que empieces a correr.
Deseo que extiendas tus brazos y te aferres a su presencia.
Ahora cierra los ojos, esconde tu rostro en su cuello, sonríe y respira. Deja que su perfume domine tus latidos, deja que su voz limpie tu alma.
 Solamente... deja que te abrace.

lunes, 14 de febrero de 2011

FeLiZ San VaLenTin!!!



Navegamos por un mar de sentimientos en busca de uno concreto. Lo buscamos por cada gota de agua, por cada gramo de sal, de arena... pero no tenemos suerte y desembarcamos.
Volamos con rumbo perdido con la segura conciencia de que seguimos las huellas correctas, mientras batimos abstractas alas en busca de un ángel. Esperamos que Cupido lance mil flechas al corazón de nuestra imaginación, aquel que ya tiene un nombre y una personalidad. Recorres cada recóndito lugar del cielo hasta que decides que es hora de aterrizar.
Viajamos hasta la Luna en busca de esa perfección, con la seguridad de que nuestro extraterrestre nos aguarda sentado en su superficie iluminando con una sonrisa esos claros de luz que nos mostraba en las noches más oscuras. Nos reímos de nuestra ingenuidad al no haber dado antes con aquella conclusión, y así avanzamos por las numerosas hendiduras del lugar, obstáculos que poco a poco vamos atravesando a la vez que nuestra sonrisa va desapareciendo. Pero esta vez tampoco ha habido suerte, y te planteas la posibilidad de ser un pez demasiado pequeño para un mar tan grande, de clavarte tu propia flecha y vivir acobijado por la soledad.
Bajamos a la Tierra y caminamos por una llanura. Empezamos a seguir nuestros propios pasos y no las huellas. Poco a poco aquella tristeza parece atenuarse, y dejamos entrever más luz de lo que jamás lo habíamos hecho. Ahora somos nosotros mismos, no nos importa lo que piensen los demás, porque tus amigos te conocen de sobra y tu a ellos también. Pasan los días, y aquella flor que habíamos considerado marchita, observamos que vuelve a crecer. Este agua que la rejuvenece no es utópica, y está ligeramente contaminada, pero a pesar de lo que nos quejamos de ella, ¿la cambiaríamos? Dejamos que siga bañando con sus gotas de rocío a la rosa. Vemos que cada día es más bella, y no es hasta que sonreímos cuando nos damos cuenta de que esa imperfección es la que queremos, y es la que estábamos buscando. 

domingo, 13 de febrero de 2011



Un día abres los ojos y piensas que la vida no vale la pena. Otro día los abres con las personas más maravillas de tu vida y piensas que sí. No todo depende de que el primer pie que toque el suelo sea el izquierdo, ni que de camino a clase se te cruce un gato negro, a pesar de todos los intentos de tu mejor amiga por espantarlo antes de que osara cruzarse. Pero en todo día, hay una planificación. Te levantas, desayunas, haces la cama, el instituto, estudiar, ver la tele... irónicamente, todo lo que siempre planeamos hacer minuto a minuto no suele pasar. Por ejemplo, ahora estoy escribiendo estas palabras, mientras debería hacer la cama; me debería haber levantado tarde, y lo he hecho a las ocho y media de la mañana; debería hacer la comida, y sin embargo me quedo estudiando historia... Mi horario va decayendo poco a poco en el olvido, en la nada, mientras dejo pasar a la luz de la improvisación y la locura. Pero, ¿a quién no le gusta? Todos necesitamos algo diferente cada día, distinto a la monotonía en la que nos sometemos. Siempre intentamos cambiar, desde el detalle más insignificante como las uñas hasta la propia personalidad <<Hoy seré más valiente, más tajante...etc.>> Y así es mi vida, algo no planificado que sinceramente, me encanta.

jueves, 10 de febrero de 2011


Intentó lo más rápido que pudo salir de aquel macabro sitio en el que había osado adentrarse. Pero ella no lo había elegido de esa manera. Esa no era la forma por la que había decidido vivir. Muchos, se obcecaban con un ideal megalómano y egoísta, podían tener facetas buenas, como la humildad y la caridad, pero cada vez eran menos redundantes y la ignorancia conseguía destruir aquellos muros formados por afables pensamientos. ¿cómo habíamos llegado a tal situación? Ella, sin embargo, era diferente, quería ser menos, deseaba olvidarse de todo, ser una ingenua, no le importaba a qué precio, pero, ¿era eso posible? ¿qué clase de atracción era la curiosidad? Sí, aquella quien le llamaba cuando veía un sobre, cuando veía caras largas o de pura felicidad, ¿por qué ese afán por conocerlo todo? ¿cómo una semilla tan inocente podía ser la madre de tal catástrofe? ¿de tales desgracias? Y ahora cometía el error de rociar a los demás con la misma agua que había regado su semilla. Pero tal vez fuera diferente, puede que las cosas salieran mejor de lo que ya estaban. Conocía también aquel sentimiento. Venganza, justicia, una rara fusión en la que no sabía quien ganaba la carrera. Pero la base era la misma. Por qué hacer sufrir a los demás, ¿por qué? Eso era fácil. Las cosas no suceden en vano y siempre, siempre, traen consecuencias. Como jugar a una partida de dominó, esas que al derrumbarse todas forman una figura , tu caes, y sabes quien será el siguiente, aquel que vive en plena normalidad y observa extrañado como la vida puede cambiar en cuestión de días o simplemente, en cuestión de horas. Se llevó las rodillas al pecho y las rodeó fuertemente con los brazos, mientras hundía la cabeza y volvía a llorar en el fino vestido desteñido que llevaba – Las preguntas no cesaban, y el dolor de cabeza era tan inmenso que ya superaba el dolor físico. Los mismos golpes que recibía en el cuerpo, eran fuertes bazas contra su mente, quien cuestionaba y cuestionaba, una y otra vez ¿por qué?, pero los labios estaban fuertemente sellados, incapaces de pronunciar una sola palabra que la contestara, a pesar de la nueva oportunidad de responder que llegaba con cada impacto. Cada puñal que le clavaban, mientras aquella mirada traicionera la observaba, sin inmutarse si quiera, sin ni siquiera mostrar el más mínimo ademán de ayudarla como en un tiempo antaño, era una estaca que se introducía en su corazón, hiriéndolo en lo más profundo. Volvió a intentar salir de aquel sitio sin esperanzas. No. Ella no lo había elegido. Ella no había decidido nacer en este mundo, uno del que era imposible escapar tanto vivo, como póstumo. Encadenada para siempre en una jaula sin llave, ni cerradura.