miércoles, 23 de noviembre de 2011

El ciclo de la sombra

Como muchos otros días, sombra se dirigió al bosque. Los árboles se habían desnudado en sus copas, quedando abrigados con una fina falda de niebla translúcida y un mar de hojas sueltas. Sombra cruzó la pasarela y las hojas violaron su silencio, crispándose a su paso con millares de protestas y lamentos, pero sombra no era permisiva, ni piadosa, ni deferente. Sólo extraña. 
Sombra no quería estar al lado de nadie. Sombra quería ser alguien, y cuando se preguntaba quién, el viento respondía: hacía mover el polvo y sombra tenía que bajar la mirada, en ese momento la penumbra de las ramas formaba un extraño nudo de corbata y el alma medrosa de sombra se estremecía y encogía.
Como muchos otros días, sombra salió del bosque.

martes, 8 de noviembre de 2011

Mente cuerpo.

Una vez un ser se encontraba aislado pero con límites, incapaz de pensar por si mismo intentó pintar y dibujar... pero nunca encontró nada. Podía hablar pero no tenía boca, podía ver pero no tenía ojos, no podía sentir pero enloquecía. Corría en dirección contraria a los imaginarios soplos de aire para encontrar la salida a su celda, mas no la encontró. La habitación se fue oscureciendo y las oportunidades se fundieron como las velas. Lentamente. Finalmente encontró una solución, y la firmó: 
Atte. La conciencia.




Fuera, en el mundo exterior, alguien miraba con aprensión y desconcierto a un joven sin vida que sostenía una carta entre sus manos.