martes, 5 de julio de 2011

Reminiscencia de una infancia

Ella era una niña pequeña. Ella caminaba sola por el patio y miraba a los lados con los ojos abiertos pero su boca siempre permanecía cerrada. Por alguna extraña razón sentía como todo el mundo esquivaba sus pasos o simplemente se centraban en fingir que no estaba presente. Ella lloraba, se sentaba en una de las pistas del patio y buscaba con la mirada perdida una piedra con la que poder pintar el suelo y entretenerse un rato mientras los demás estaban con sus amigos. Ella era la primera a quien apartaban y la primera en ofrecer por compasión. Ella se preguntaba si en alguna ocasión algo cambiaría, si rezar o hablar con el espejo como si se enfrentase a los demás iba a solucionar la situación. Pero ella seguía llorando y aceptando las humillaciones como si fuesen latigazos, como si alguien se entretuviese ahogando su corazón. Y aquí estoy yo para volver atrás, para darle la mano y decirle que no haga nada de lo que pueda arrepentirse porque las cosas sí cambian, y lo hará una gran persona que en la vida olvidará. Por experiencia lo sé...

2 comentarios:

La sonrisa de Hiperion dijo...

Encantador blog el tuyo, un placer haberme pasado por tu espacio.

Saludos y buena tarde.

Anónimo dijo...

Efectivamente, todo cambia, no hay mal (ni bien) que duren para siempre. Y a veces, algunas veces, si se aguantan los malos momentos, el destino da buenas recompensas. La clave es no acostumbrarse a estar en el suelo. Saludos.