martes, 31 de mayo de 2011

Mi cuento

Las palabras se me deshacían de las manos cual grano de arena se me escapaba de entre los dedos. Mi boca tartamudeaba en busca de las palabras perdidas, y mis ojos se disociaban a este movimiento, abiertos de par a par observando al sol incandescente que se abría paso entre los pupitres, el más bello amanecer que jamás hubiese visto. Mi amanecer. La dulce existencia más preciada que se me hacía irresistible. Mi cuerpo estallaba en alegría y se me quebraba el aliento al pensar como sería tenerla entre mis brazos y besarla cada día. Abrazarla y sentir por un momento que el universo era mío. Dormir bajo sus delicadas nanas de amor pasajero y cuentos posibles tras la voz de luz que se filtraba por sus labios. Un día iluminado me levanté y te hablé. 
Así empezó todo.

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